CHILE A PEDALES

Distintas rutas, rincones, cerros y carreteras son el destino de mis ruedas y pedales. Datos, imágenes y experiencias para compartir con los amantes de la bici, la naturaleza y la libertad.

6 mar 2012

Región de La Araucanía, recorriendo tierras ancestrales

El destino vacacional del 2012 fue tierras mapuche. Hace tiempo que estábamos con la idea de conocer el Parque Nacional Conguillío así que los pedales nos llevaron al sur.

Llegada a Melipeuco
La idea era evitar Temuco, distante a 670 kms al sur de Santiago y llegar lo más cerca del parque. Con ese objetivo en mente tomamos un bus hasta Melipeuco, localidad a 30 kms de Conguillío y a 740 kms de la capital. La única línea que llega desde Santiago es Cóndor Bus, de la Flota Barrios. El pasaje en semi cama costó $24.500 y nos cobraron 5 lucas extras por bicicleta, pagamos el noviciado, pues a la vuelta la tarifa fue de 2 mil pesos, pero al  menos ya sabemos como negociar para la próxima.





Salida desde casa

Comenzamos a pedalear desde la misma casa. Nos fuimos con las bicis cargadas hasta el terminal Santiago con dos horas y media de anticipación de la salida del bus para desarmar las bicicletas y embalarlas tranquilamente. El viaje duró 9 horas aproximadamente y el día en Melipeuco estaba ideal para pedalear. Unos 20 a 24 grados. El pueblo, cercano al volcán Llaima, tiene ese tono rural y cuenta con negocios para comprar provisiones. Los precios son normales y vale la pena no llevar tantas cosas desde Santiago y comprar ahí.

Dirección al Parque 

Al salir de Melipeuco comienza el camino de ripio, que toma su tiempo de adaptación por el peso  de las alforjas más cargadas de lo habitual con ropa gruesa además de una carpa nueva 2 kilos más que la que portábamos antes, pero de mejor calidad. Así disfrutamos de los primeros paisajes que regalan ese verde sureño tan acogedor combinado con el aroma a campo. A unos 4 kilómetros se llega a un cruce: a la derecha Laguna Icalma, a la izquierda te lleva al parque, esa dirección tomamos.

Ahí comienza un buen trecho de camino asfaltado que permite enfrentar más cómodamente un par de buenas subidas. Eso debe durar unos 10 kms para luego internarse al mundo 100% rural. Camino de tierra, predios y comunidades mapuche se cruzan a la vista. La cámara fotográfica entra en colapso porque todos los rincones son retatables pero decidí esperar un poco más y no abusar de los clicks en esa parte.

Un lugareño de Melipeuco me advirtió antes de salir que el camino es "muy transitado", el Parque Conguillío es una ruta turística por excelencia. Y era verdad, bastantes vehículos que en todo caso transitan con cuidado y respeto, excepto un pelotudo que venía en sentido contrario y que al vernos aceleró con la clara intensión de dejar una nube de tierra encima nuestro y el consiguiente peligro que nos salte alguna piedra. Pero bueno, tarados se ven en todas partes, lo bueno es que fue el único en todo el viaje.

Al correr de los kilómetros el verde campestre comienza a fundirse con los efectos de la
erupción del Llaima el año 2008. Vastos sectores se muestran cubiertos de cenizas y piedras. En el camino se encuentran algunos camping y un par de casas rurales que ofrecen abarrotes, quizá la última opción para comprar a un precio módico antes de entrar al parque. Nosotros no lo aprovechamos, recomiendo que usted si lo haga.
A poco rato aparece el letrero de bienvenida al Parque Nacional Conguillío. No se si les pasa a ustedes pero a mi me produce cierta emoción cada vez que uno alcanza esos hitos y agregar una imagen más a la bitácora de viajes.

Parque Nacional Conguillío

"Zona de Riesgo Volcánico los próximos 11 kilómetros" anuncia un letrero a metros de la entrada. Y claro uno mira hacia la izquierda y aparece imponente el Llaima, que sólo 4 años antes tuvo en vilo a los habitantes del sector. Extensiones de terreno sepultadas bajo cenizas y piedra volcánica indican el feroz despertar que tuvo el volcán recién iniciado el 2008. Por el otro se escucha correr un río haciéndole el quite a los desperdicios que dejó el macizo aquel verano.

En la barrera del guarda parques se cancela $3500 p/p los chilenos y $4500 los extranjeros. Lo primero que me dice el guardia es que sólo hay un camping disponible a 6 kms de ahí. O sea que ni pensar en acampar en los que están cerca del Lago Conguillío, que era nuestra idea original, no había remedio así que nos dirigimos al Camping Trayenko.

Hay sitios de 10 y 15 mil pesos la noche que se diferencian por el tamaño. Cuentan con mesa y sillas rústicas, harto árbol que permiten cubrir las carpas del sol. Dispone de duchas con agua caliente y los baños son limpios y bien mantenidos. Venden algunas cosas básicas como shampoo, jabón, golosinas, galletas, cervezas, etc y de repente uno puede encargar algo cuando bajan al pueblo. No hay luz eléctrica.

Pasamos 3 noches y 4 días ahí. Al siguiente de instalarnos pedaleamos hasta el Lago Conguillío. Los primeros 2 kms y medio siguen en esa ruta de riesgo volcánico que le da todo un aspecto lunar, sobre todo al atardecer que con la luz del sol pegando desde el oeste se ve espectacular, parecido al Valle de la Luna pero en tonos oscuros.


Al salir de esa zona el camino se interna en el bosque, un  túnel de variedades arbóreas sobre el camino arenoso. Es entretenido pedalear ahí con sus curvas, subidas y bajadas. Al poco andar se llega al lago Arcoiris, que más bien es una laguna de varios tonos y rodeada de vegetación. Tiene varios accesos a la orilla, lindo lugar para fotografiar.

Al continuar el camino hay que sortear una subida bastante empinada, algunos autos se quedaban a medio camino pero a las bicis no las para nadie. Hay que ponerle la doble tracción a las piernas y darle no más porque al conquistar la cumbre comienza uno de los pasajes más hermosos de la ruta: el bosque de araucarias. Aparecen tímidamente entre otras especies y poco a poco comienzan a tomarse el terreno hasta engalanar todo el paisaje, eso dura un buen rato hasta llegar a los camping cercanos al Lago Conguillío. Estaban llenos, pero nos dimos cuenta que fue buena suerte quedarnos en el otro camping, nos gustó más, menos gente, más tranquilo.
Además sinceramente no le encontré mucha gracia al Lago Conguillío, según me decían tenía poca agua este año, pero de todas maneras fue grata la tarde que pasamos echados guata al sol y cerveza en mano en su orilla. Ahí se puede comer, hay un boliche que vende empanadas, humitas y bebestibles. Eso si, es el doble (o triple) de caro. Un dato interesante es que para acampar hacen precios especiales a ciclistas, mochileros y motoqueros: 5 mil pesos la noche por persona.

El regreso fue bien entretenido, luego de la subida por el bosque de Araucarias comenzamos a bajar hasta la zona de riesgo volcánico. Se agarra buena velocidad si se desea, no dudé en soltar frenos cuando pude y sortear esa ruta arenosa que tiene su grado de dificultad técnica.

Al salir del bosque aparecen los faldeos del Llaima, eran pasadas las 19 horas y como les comenté anteriormente el paisaje era espectacular, la luz que caía sobre el terreno daba un ambiente lunar, el negro era brillante a un lado del camino, y al otro el verde se acentuaba con el espejo que producía la Laguna Verde que conocimos en su esplendor el día siguiente. Es ahí cuando uno dice ¡cómo no va a ser hermoso este deporte, si la bici te lleva a cualquier parte!

Laguna Verde

¡Qué lugar más agradable y hermoso! está a 1 kilómetro del camping. La laguna era una taza de leche, su verde se distingue a la distancia. Rodeada de amplias playas mezclas de arena y residuos volcánicos. Su aguas cristalinas y cálidas son aptas para bañarse tranquilamente y las playas amplias dan la opción de tener mucho espacio y privacidad para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad del silencio. Estuvimos un día completo entre el agua, la arena, fotografiando paisajes, flora y fauna y caminando alrededor de la laguna donde cada vuelta, cada rincón era más lindo que el anterior. 

La retirada

Habían pronosticado lluvia para el fin de semana así que viajar el día anterior era una buena opción. Una mantención a las bicis antes de cargarlas, desarmamos el campamento, dejamos todo bien limpio y nos fuimos en dirección al Lago Conguillío nuevamente. Ahora nos tomamos con calma el camino, el peso de las alforjas nos exigían subir caminando algunas cuestas y teníamos cerca de 55 kms que pedalear hasta Curacautín. 

El camino al Lago Conguillío pasó tranquilo, pero de ahí hasta la salida del Parque fue un infierno. cerca de 4 kilómetros de cuestas extremadamente empinadas y largas nos hacían imposible pedalear y no nos quedó más remedio que subir caminando, lo cual resulta muy agotador cuando hay un gran peso que remolcar hacia la cima. A eso le sumo una repentina molestia en una rodilla y a cada esfuerzo extra sentía fuertes puntadas, por suerte pedalear con fijaciones permite, en estos casos, cargar el peso en una pierna más que la otra y de esa manera saqué adelante el problema, además decidí subir un poco el asiento para estirar más la pierna y eso ayudó bastante. 

Ahí es un buena oportunidad para plantearse la ruta y para una próxima oportunidad pensar en hacerla al revés. Pero el esfuerzo vale la pena cuando uno llega a Laguna Captrén. Al final el lugar siempre tiene una sorpresa, un rincón que compensa la aventura. Ahí paramos un buen rato para luego seguir la ruta a Curacautín.

En la salida norte del parque el guardia nos aseguró que en 2 horas comenzaba a llover. Calculé que en ese tiempo alcanzábamos a llegar al pueblo, sin embargo no contaba con que ese camino no sería amable conmigo. Un pinchazo en la rueda trasera y un desperfecto en la parrilla (saltó un perno y tuve que ingeniármelas para poder seguir usándola) nos quitaron el tiempo suficiente para que 13 kms antes de Curacautín la lluvia se dejara caer con furia recordándonos que el sur es indómito. Por suerte no hacía frío así que lo único fue llegar mojado hasta las uñas y pedalear con extremo cuidado tratando de ser lo mas visible posible en la carretera. 

Estilando llegamos al poblado donde nos alojamos en un hotel durante 3 días. Curacautín es un lindo lugar para estar, su gente es amable, es barato y hay buenas picadas de comida. Conocimos la ciudad, su feria artesanal, fuimos a la termas Manzanar y un día lo pasamos en la cordillerana localidad de Lonquimay, otro paraíso natural que nos regaló hermosas postales para el recuerdo. 

Al cabo de ese tiempo nuevamente cargamos las dos ruedas y emprendimos hacia Lautaro. El camino es todo pavimentado, un poco menos de 60 kms nos tomó la ruta llena de campos y verdes. Imágenes iban y venían pidiendo ser fotografiadas y debo decir que en ese trecho saqué un par que están entre mis favoritas de todos los tiempos (ver galería de fotos). 


 El andar fue sin contratiempos, aunque el neumático trasero de nuevo empezó a bajar pero me aguantó hasta destino. En Lautaro nos alojamos en una hostal apostada en una casa antigua, limpia y cómoda con cama doble y baño privado. No había mucho que conocer en ese pueblo, a parte de la plaza de armas y un parque.

En resumen, el periplo de 9 días y 194 kilómetros por La Araucanía fue maravilloso: hermosos parajes, buen tiempo, una buena cuota de aventura, conocimos gente agradable, el lugareño es amable y hay precios para todos los bolsillos. Si aún no recorren esa zona no duden en ir. Sólo tienen que preparar bien la logística pues el sur está lleno de sorpresas, sobre todo el tiempo.


GALERÍA DE IMAGENES




Ruta Melipeuco - Conguillío
Atardecer en Parque Conguillío




Fauna en Parque Conguillío


Ancianos en Lago Conguillío
Sector riesgo volcánico parque Conquillío
Sector riesgo volcánico parque Conquillío

Sector riesgo volcánico parque Conquillío
Sector Laguna Verde - Parque Conquillío.
Fauna Parque Conguillío
Parque Conguillío
Parque Conquillío
Sector Laguna Verde
Lago Arcoiris

Lonquimay
Camino Melipeuco - Lautaro









Camino Melipeuco - Lautaro




Lonquimay












Fauna Curacautín

Parque Conquillío










Lonquimay












Lonquimay

Lonquimay












Lonquimay
Lautaro













Camino Curacautín - Lautaro

Fusión imágenes Lago Verde - Volcán Llaima de Fondo.