CHILE A PEDALES

Distintas rutas, rincones, cerros y carreteras son el destino de mis ruedas y pedales. Datos, imágenes y experiencias para compartir con los amantes de la bici, la naturaleza y la libertad.

3 feb 2012

Patagonia (3) 25 kms bajo lluvia, viento y sol.


Luego de realizar dos rutas relatívamente fáciles y cercanas, el próximo destino sería un poco más lejos y complejo, unos 25 km de Coyhaique hasta el Lago Atravesado, un lugar maravilloso y que está dentro de mis lugares predilectos en los alrededores de la ciudad, de esos que durante todo el camino te sorprende con algo mejor. Nunca lo había pedaleado y ahora sería la ocasión.

Partimos en la mañana con un día nublado que al poco andar, recién saliendo de Coyhaique, cayó como invitado de piedra el viento patagón, ese que te agarra la bicicleta y no deja avanzar y como si fuera poco comenzó a lloviznar. En lo personal no tenía intensiones de devolverme, le pregunté a mi chica y como ella es grande me dijo ¡Sigamos no más! ASÍ DA GUSTO PEDALEAR ACOMPAÑADO.

La suerte estaba echada y tomamos rumbo hacia el oeste, parte del camino es el mismo que para El Claro, pero en un punto, antes del aeródromo Teniente Vidal, uno se desvía hacia la izquierda para tomar el camino de ripio y comenzar la travesía por los campos más bonitos que hay en ese sector. Fue curioso eso si, que a diferencia de las otras salidas, esta vez nos topamos con varios automovilistas poco amables que no pretendían disminuir la velocidad ni en sentido contrario ni cuando nos pasaban lo que significaba comerse una buena nube de polvo y el consiguiente peligro que saltaran piedras, si a eso le sumamos el tiempo rebelde que hacía gala de su mal humor el panorama no era el ideal en ese minuto.

El paisaje mejoraba a poco andar y también comenzaron las sorpresas en el camino con un gaucho, su caballo, perros y un puñado de vacas que venía arreando tal vez de donde.  Esa imagen es clásica de la zona, aunque ya no se ve tanto como antes, pero es una maravilla toparse con lo más típico de lo rural y sobre todo ver trabajar a los perros ovejeros que desde cachorros aprenden el oficio de ayudar a su amo a llevar el ganado a destino.


El verde iluminado de las praderas, las subidas y bajadas, las lagunas y riachuelos van apareciendo por la ruta y es ahí cuando uno agradece la posibilidad de subirse a la bicicleta y llegar donde te da la gana. Estar en medio del campo, sentir el aroma rural es inigualable. Cascadas al costado del camino que saltan imparables te dan la bienvenida a la exuberancia natural recordando que uno es sólo un visitante.

Pasaban los kilómetros, cruzamos un poblado de un puñado de casas y seguimos rumbo bajo el cielo que nos regalaba sol y volvía a ponerse arisco hasta que enfrentamos la laguna Cea que aparece luego de una curva y un bofetón de viento de aquellos. A esas alturas daba lo mismo las condiciones aunque íbamos algo cansados. Lo bueno es que ese sector tiene unos quinchos con techo entre el camino y la laguna y ahí mismo nos protegimos un rato, sacamos unas fotos y gozamos el paisaje. Quedaba menos para llegar al lago atravesado, se dejaba caer una lluvia mayor.


Era un hecho que no veríamos el lago en todo su esplendor, con sol e iluminado, pero les digo algo, al llegar ahí eso pasa a segundo plano porque se impone de entrada con un azul profundo, encajonado entre cerros plagados de vegetación y visto desde la altura del camino es simplemente  sobre acogedor, y está a solo 25 km. de Coyhaique. Hacía frío, llovía y teníamos hambre pero logramos el objetivo. Nos habría encantado quedarnos ahí disfrutando todo el día del lugar, no era el momento, pero el recuerdo de esa postal sigue vivo invitándonos a volver cada vez que miramos las fotografías.

Datos:
  • Distancia ida y vuelta: 50 km.
  • Dificultad: Media (ripio y camino con harta bajada y subida)
  • Atractivos: Campos verdes, animales, lagunas, lagos, cascadas, ríos al alcance de la mano.

 GALERÍA DE IMÁGENES

 

 




 




 

 





 

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